Jamás adiviné que, una vez transcurridos 35 años desde que
se promulgó nuestra Constitución, alcanzaríamos unas cotas de déficit
democrático que poco tienen que envidiar a la situación del
Tardofranquismo. Es cierto que, con la
periodicidad prevista, se convocan formalmente elecciones y depositamos nuestra
papeleta en la urna con la satisfacción (últimamente desasosiego) de quien sabe
que ha participado en la consolidación del Sistema. Pero ya le hemos visto las orejas la lobo.
Al parecer, carece de importancia lo firmado en ese contrato
suscrito entre una fuerza política y la ciudadanía, que conocemos como Programa
Electoral. La letra pequeña, que jamás
hemos leído, reza: “En caso de victoria electoral, tú voto no compromete a
nuestro cumplimiento de estas promesas.
Sin embargo, nos legitima para hacer lo que queramos y, si no estás de
acuerdo, no nos votes dentro de cuatro años...”.
Quien ostenta (¿detenta?) las responsabilidades de gobierno,
tiene en sus manos todas las armas, salvo ¡Ay! La financiera, para perseguir
una mejora de la calidad de vida de sus gobernados pero, en el reverso de la
moneda, esas armas son también un instrumento de probada eficacia para la
consecución de beneficios sin cuento por parte de determinadas élites, conmilitones,
amigotes de francachelas, dirigentes en primera persona y devolución de unos
favores, sin los cuales, difícilmente hubiera accedido esa fuerza política a
responsabilidades de gobierno.
Así, sin el más mínimo rubor, controlan con mano férrea los
medios de comunicación, vistos como una herramienta imprescindible para crear o
destruir opinión, mediante la archiconocida táctica del palo y la zanahoria; de
este modo, si siguen sus consignas disfrutarán del bálsamo de las concesiones
de licencias, jugosos contratos de publicidad institucional, algunas primicias
informativas administradas con cuentagotas y otro tipo de ventajas
inconfesables; en caso contrario, conocerán con toda su crudeza los rigores del
invierno económico y se verán abocados a la desaparición o a pasar por el
aro. Arrepentidos los quiere Dios.
Controlar los tres poderes del Estado (más el cuarto, la
Prensa), facilita enormemente la aparición y crecimiento de curiosas relaciones
simbióticas, formalmente antinatura, entre conocidos lobbys, con fines
exclusivamente económicos, y el legislador que elabora leyes a medida, la
justicia que allana el camino y el Gobierno que ejecuta con decisión todas las
medidas que sean necesarias para mayor gloria de las respectivas Cuentas de
Resultados. Algo siempre se queda entre
las uñas.
La nómina de beneficiados es significativa: La Iglesia Católica, la CEOE, las
Eléctricas, las grandes constructoras (que diversifican su campo de actividad,
por ejemplo, a la sanidad privada), el sector financiero y su filiales
aseguradoras y la proliferación de tramas delictivas, compuestas inicialmente
por comisionistas sin escrúpulos, que van integrándose en potentes estructuras
imbricadas en todos los ámbitos de la vida económica cuyas consecuencias son el
enriquecimiento obsceno de los implicados y una concurrencia electoral amañada
que perpetúe el modelo.
A la vista de este escenario putrefacto, la pregunta que nos
asalta es ¿Y los ciudadanos? ¡Los
ciudadanos que se jodan!
6 comentarios:
desgraciadamemte ,es la pura realidad , nos venden que el pueblo es el que decide , pero es mentira, solo les importa nuestro voto , ni tan siquiera tenemos un referendum vinculante para poder acabar con sus tropelías,, todo un engaño
El engaño arranca del nombramiento del actual Jefe de Estado por el dictador
La nueva generación a pesar de no estar libre de manipulación e incluso adoctrinamiento, ha nacido fuera de la dictadura.
Ha llegado el momento de crear una nueva constitución autenticamente democratica soberana hecha desde y para el PUEBLO.
Y lamento que en estos momentos me sobren coronas, se lo han ganado a pulso tras años de sospechas tras el 23F ahora siento que eran ciertas. Nuestro Rey es realmente un Borbon con lo que el hecho conlleva.
Soberbio, como siempre Fermín. Eres un maestro en la síntesis y en la coherencia. Mis respetos siempre.
Tus comentarios,siempre son acertados,reflejan con un toque de ironía el actual deterioro de la democracia y de nuestra clase política.
Saludos
Jodo, jodo y jodo.
Como dicen en mi pueblo a tus palabras solo puedo añadir el "amen".
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