Dentro de los infamantes 40 éxitos autoatribuidos por el
Partido Popular, hay alguno especialmente doloroso: Descenso en los casos de
violencia de género.
Es vergonzoso que, quien ha reducido a la mínima expresión
la dotación presupuestaria destinada al apoyo a estas víctimas, instrumentalice
una caída puntual en la cifra de mujeres asesinadas.
Es repugnante que, quien, prácticamente, ha eliminado, a
presupuesto armado, las casas de acogida a las mujeres que han dado el paso de
denunciar a su maltratador, aún a riesgo de su vida, se jacte del descenso en
el número de denuncias; sin tener en cuenta que, en muchos casos, se ven obligadas a permanecer expuestas a un
peligro cierto por carecer de alternativas aportadas por quien debería
protegerlas.
Produce un asco atroz el silencio atronador de los
(i)responsables, Ana Mato y Jorge Fernández, sobre el monstruoso repunte del
terrorismo machista, producido desde primeros de enero, que, de no corregirse,
supondrá un cataclismo sangriento a finales de año que duplicará el dolor de
2013.
Argumentan con desfachatez que, las campañas de
concienciación, no tienen ningún efecto en el potencial asesino, que responde
con agresividad animal a sus instintos primarios. Falso.
Las campañas cumplen eficazmente el objetivo de minar los apoyos que el
maltratador pueda obtener en su ámbito cercano, aislarlo y, en ocasiones, hacer
que se lo piense antes de cruzar una línea sin retorno. Funcionan.
Afortunadamente, se han ido aplacando las ansias de
determinados medios, especializados en vociferar la víscera, que se regodeaban
en el detalle morboso e inútil cuyo único efecto es provocar, como en los
explosivos, un “efecto simpatía” de terribles consecuencias. Echamos de menos, sin embargo, un altavoz
mediático a las condenas que se producen por delitos de terrorismo machista.
¿Qué le ocurre a este (des)Gobierno con los asuntos
relativos a la mujer? ¿Tanta influencia
ejercen los ultracatólicos infiltrados en cuestiones (violencia, aborto,
reforma laboral, …) que deberían ser asuntos de estado? ¿Les mueve un secular odio a la mujer y lo
que representa (misoginia) o, en realidad, tienen miedo a darle el espacio
natural que les corresponde para no perder su posición de privilegio
(ginofobia)?
Parece mentira que, alguien que se mueve a golpe de
encuesta, desprecie descaradamente al 51 % de la sociedad o ¿no será que quien
nunca ha dejado de responder con agresividad animal a sus instintos primarios,
son ellos?
2 comentarios:
El Perich dixit : Machista, tipo que desprecia a las mujeres, Misógino : tipo que odia y teme a las mujeres. En el caso de ser mujer, preferiría ser odiado y temido, a ser despreciado...
La misoginia en estos tiempos, suele ir unida a la falta de capacidad de raciocinio, algo común en todos los representantes del gobierno.
Hemos de tener en cuenta también que se marean fácilmente con el movimiento, por lo que son inmovilistas, y en caso de tener que hacerlo, prefieren ir hacia atrás, volver a los tiempos felices de sus antepasados.
Saludos.
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