La amplia antesala del despacho se estaba quedando pequeña
por momentos; diez, veinte, cincuenta damas, ataviadas con sus mejores galas,
exigían ser recibidas por el Magistrado mientras sus anchas faldas pugnaban por
alcanzar un lugar de privilegio ante la lujosa puerta de nogal. El murmullo iba in crescendo mezclado con el
intenso fru-frú del roce de pololos, enaguas y seda oriental. Los abanicos no daban abasto.
El secretario, hombre oscuro y altanero en otras ocasiones,
abrió la puerta con timidez temiendo la invasión del enorme despacho del Magistrado
e hizo alarde de reflejos al parapetarse tras ella cuando, las dignas
representantes de la alta sociedad, irrumpieron imparables. Por un instante, le pareció escuchar el
quejido lastimero de la delicada alfombra persa, al sentirse hollada por un
centenar de tacones impíos.
El Magistrado esperaba sonriente y relajado en su sillón de
fino terciopelo rojo, al fin y al cabo, se sentía en estas situaciones como pez
en el agua y no tardaría en apaciguar a sus invasoras con esa palabrería
taimada que le había granjeado el apelativo con el que le conocía el pueblo;
“El Ruin Gallardón”.
La mujer de más edad, semioculta bajo una gruesa capa de
polvos blancos y una peluca cobriza y rizada, tomó la palabra:
-Magistrado, esto no puede seguir así. Desde que se permitió a las mujeres trabajar
en las fábricas, ya no queda casi nadie para el Servicio; tenemos que poner a
las cocineras a limpiar la plata y la calidad de sus platos no es digna de nuestra
alcurnia. Cualquier día vamos a terminar
comiendo berzas cocidas...
El Magistrado la interrumpió con un gesto de su poderosa
mano derecha:
-Mi queridísima Lady Ana, me consta que la coyuntura no es
ideal pero les aseguro que la solución no tardará en llegar, estamos adoptando
una serie de medidas y, confíe en mí, vamos en la buena dirección.
Lady Ana lo miró desafiante mientras negaba con la cabeza:
-Esto ya nos lo dijo hace tres años y la situación, lejos de
mejorar, ha empeorado. Las pocas mujeres
dispuestas que encontramos ya no se conforman con techo y comida, algunas
exigen un sueldo, incluso, las dóciles que trajimos de las colonias, están
resabiadas y contestonas. Queremos saber
qué va ha hacer al respecto.
El Magistrado se apoyó relajado en el mullido respaldo:
-Queridas amigas, las haremos tener hijos...- Hizo una pausa teatral para asegurarse que
había captado la atención y continuó melifluo. –... una mujer con una prole
numerosa no tiene tiempo de ir a una fábrica a trabajar, disminuirá sus
ingresos familiares y, al poco tiempo, aceptará lo que se le ofrezca para
calmar su hambre y el de sus hijos.
Estos cubrirán el hueco dejado por ellas en las fábricas por un salario
mísero y las mujeres y sus hijas os colmarán de atenciones como nunca antes
habían hecho. El hambre es un aliado
implacable.
Lady Mary, que había estado asintiendo con atención,
intervino:
-Todo eso está muy bien pero, pasarán años hasta que las
aguas vuelvan a nuestro cauce.
El Ruin Gallardón cerró el debate con autoridad:
-Tenéis razón pero, unas pocas apreturas un tiempo corto,
garantizarán una solución estable para generaciones. Os pido ese pequeño sacrificio en aras de la
estabilidad de nuestra sociedad y sus valores, como bien anuncia nuestro amado
primer ministro. He hablado con el abad
del monasterio y no puede estar más de acuerdo con nuestras decisiones; es más,
difundirá la buena nueva como el mejor modo de acercarse a Dios.
Las damas que entraron airadas y combativas, dieron media
vuelta y salieron ordenadamente, sonrientes y complacidas. El Ruin Gallardón ya hojeaba los papeles de
su siguiente audiencia, la de los jueces a quienes amenazaría con eliminar sus
privilegios si no se plegaban a sus instrucciones y sentenciaban siempre a
favor de obra.
5 comentarios:
Muy bueno, gran post!!
Genial muy bien escrito
Acabas de describir de una manera muy sutil la hipocresía monárquica del pp. Muy buena.
(★Erisios★).
777
Cuando el cambio esta muy cerca, no hay lugar para la riqueza, para lo material. Vienes como vienes y te vas como te vas. "Con nada". Solo lo que llevarás contigo, es una maleta de sentimientos y de sueños no cumplidos. Así es la vida, asi es la muerte. Igual para ricos y para pobres. (Mis reflexiones).
Buenísimo Fermín. Felicidades.
Genial.
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