domingo, 1 de enero de 2012

2012. UN ARRANQUE QUE NO PRESAGIA NADA BUENO


El año 2012 ha arrancado con estruendo, en lo sonoro (me considero incapaz de comprender qué diversión hay en explotar petardos y, si se tira a los faldones de una abuela, es ya la descojonación) y en lo personal (opípara cena familiar, ingesta apresurada de granos de uva envueltos en hollejos, brindis con un brebaje infecto y helado que denominan cava, intercambio de ósculos, intercambio de felicitaciones, intercambio de regalos, intercambio de agradecimientos, …corte de digestión consorte con derroche de aparato eléctrico, despedida y cierre, descubrir con horror que te dejaste la calefacción encendida y, antes de acostarte, sustituir una copa de dorado néctar escocés por un vaso de dorada y humeante manzanilla nacional).

Al calor de una funda nórdica y en un confortable decúbito supino, a eso de las nueve de la mañana, el cerebro, haciendo uso de sus prerrogativas, decide unilateralmente que unos churritos estarían muy bien para desayunar.  El cuerpo pasa del clásico decúbito supino a un, más atrevido, decúbito prono; ignorando las recomendaciones neuronales.  Error, el estómago ya ha activado su maquinaria y pide materia prima con que trabajar.

Recuperando el control de la situación (¡Ja!) y la plena consciencia, me autoconvenzo: ¡Bah! En chandal y pantuflas, me echo el forro polar y, en un pis-pas, churros calentitos. Total, está a la vuelta de la esquina…

¿Por qué será todo tan complicado?  Churrería cerrada.  Organismo exigiendo su dosis de masa frita.  Mujer con expectativas de resarcirse del fiasco digestivo.  Otra churrería no lo suficientemente cerca como para ir en pantuflas con dignidad ni lo suficientemente lejos como para abortar la iniciativa.  Sentido de la Aventura en modo ON.  ¡Vamos allá!

Diez minutos más tarde, pies helados, pelos malamente atusados, camiseta de Cantabria bajo el forro polar, a todas luces, insuficiente, manos en los bolsillos hasta los codos y una cola de 47 personas con cara de buscar un after que me miran asombrados como pensando: ¡Coño, qué buena idea! Celebrar la nochevieja con una fiesta de pijamas de lo más vintage…

Y adivinad a quién se arrimó el único Friki parlanchín de la fila.

Transcurridos unos eternos 35 minutos, vuelvo ufano con mi bolsa de papel rebosante de porras calentitas, recién hechas y, fugazmente, cuando voy a cruzar al otro lado de la avenida de España, surca mi mente un pensamiento atroz: Sería muy triste que hoy, que no hay ni dios por la calle, te atropellara la única bicicleta que circula por Europa por no mirar el carril bici… Como diría mi abuela ¡Cabalito!  ...Tremendo documento gráfico verme, a gatas por el césped, recogiendo porras de entre la hierba y limpiando los restos de escarcha con la manga.  Brutal.

Al doblar la esquina de mi calle, me cruzo con una señora en bata de boatiné y monedero en mano quien, al ver la churrería cerrada me pregunta: ¿Dónde ha comprado esos Churros?  Sonrío por dentro y, amablemente, le doy las indicaciones necesarias. 

Cuando ella encamina sus pasos en pos del desayuno-aventura no me puedo contener y pronuncio una frase que nunca, hasta hoy, he sabido donde encajar:

¡Ja, cuando tú vas, yo vuelvo!

Por cierto, que con el lío se me olvidaba: FELIZ 2012

2 comentarios:

Anita dijo...

Me pregunto qué protector gástrico utilizas para, después de la comilona, puedas ingerir tamaña fritanga patria con guarnición de cesped incluida!!!

Fermín dijo...

Dicen que la verdura es buena para la digestión, tiene fibra y eso...