miércoles, 4 de enero de 2012

LA AMENAZA Y EL CHANTAJE POR BANDERA


¿Quién decidió que nos tocaba vivir una crisis?  No sé por qué, de un día para otro, todo se colapsa en unos países mientras en otros, igual o peor organizados, la cosa sigue igual o mejora incluso.  ¿Hay una explicación a causa de geoestrategia económica? Quizá.

Hay autores que sostienen que, las viejecitas indefensas, son el segundo colectivo más miedoso que existe, tras los inversores; pero tengo muy claro que hay gente, sin meternos en las aguas pantanosas de los “mercados”, que está aprovechando la dinámica general para forrarse.

Hace algún tiempo, alguna mente de esas especialmente avispadas para la cosa de los negocios, vislumbró una fuente inagotable de dinero en todos los servicios prestados a las personas al amparo del Estado del Bienestar.  Convenció, por el método que fuese (no nos vamos a poner tiquis-miquis) a quienes gestionan el dinero público que iba a ser mucho más productivo ¿? que esos servicios se prestaran desde la órbita privada:  Los ciudadanos seguirían percibiendo su educación, sanidad, etc. y nadie se quejaría.  Todos saldrían ganando.  ¿TODOS?  Los trabajadores NO.

(Habría que ver, de la enorme cantidad de millones que tiene el agujero valenciano, cuántos se han ido por mala gestión o, directamente, choriceo fraudulento a bolsillos privados)

La primera carga de la que se aligera el empresario sin escrúpulos es la de los salarios ¿Por qué pagar 10 € la hora si hay licenciados hambrientos que lo harían por 5?  Consecuencia, se baja el sueldo con la amenaza de mandar a la calle a quien no acepte.

El empresario cabal deja de ser competitivo y entra en esa espiral iniciando un efecto dominó de consecuencias nefastas:  No hay dinero circulando, el mismo empresario no puede vender sus productos y pierde dinero, más bajada de salarios y más despidos… así, hasta el colapso total.

Hoy nos hemos desayunado con una prensa que hablaba de la necesidad de bajar sueldos para evitar despidos, chantaje avalado por las declaraciones del secretario general de un gran sindicato a quien han debido “persuadir” para vestir de hipotética responsabilidad una amenaza con el cierre del grifo de la subvención.  Triste pero, si no, ¿qué otra explicación hay si quien debe defender a los trabajadores les conduce al cadalso?

La patraña del déficit está sirviendo para hacer una auténtica carnicería entre la población asalariada;  mientras muchos tienen verdaderos problemas para llegar a fin de mes, algunos están reinvirtiendo su excedente económico en productos financieros opacos de dudosa legitimidad en vez de dedicarlo a sus empresas para crear empleo y, por ende, riqueza.

Creen que ha convertido el vulgar chantaje en una de las bellas artes pero, en realidad, tienen a la gallina de los huevos de oro en la U.C.I. y a punto de retirarle la respiración asistida porque cuesta dinero.




Pocas o ninguna vez se cumple con la ambición que no sea con daño de tercero.

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