martes, 17 de enero de 2012

NO TAN FANTASMAS



-Si estás ahí, manifiéstate…

Cada uno miraba fijamente la punta de su dedo, levemente apoyada sobre el vaso inmóvil.  Cuando empezó a vibrar, una camisa azul mahón se llenó de baba espesa mientras su propietario, presa de asombro y miedo, se sentía incapaz de cerrar la boca.

El maestro de ceremonias volvió a tomar la palabra:

-¿Eres un alma que acude a nuestra llamada?

El vaso, muy lentamente, se dirigió al SI.

-¿Quién eres?

El cristal se deslizó veloz y zigzagueante recorriendo la mesa sobre el barniz de la tabla: F-R-A-N-C-O

-¡El Generalísimo!-  Exclamó el hombre del parche en el ojo mientras un olor inconfundible se esparcía por la sala.  Algún esfínter había traicionado a su propietario.

-Si alguno está gastando una broma se ha pasado siete pueblos. ¡¿Me oís?! Pregúntale otra vez-  La orden la había dado el gordito amanerado, cuya voz aflautada recordaba vagamente a otra.

-No te creemos, si de verdad eres el Generalísimo, haznos una señal.

Los corazones luchaban por salirse de cada boca cuando la mesa le elevó lentamente una cuarta y cayó con estrépito.  Pedro José cogió al vuelo el vaso antes de estrellarse contra el suelo llevándose por delante el báculo de monseñor que, a su vez, volcó la botella de güisqui sobre el cenicero, apagando los cohibas.

-¡Arriba España!-  Gritó el del parche levantando el brazo.  -¡Arriba!- Respondieron a coro.

-¿Qué desea su excelencia, qué podemos hacer para salvar España de esta caterva de rojos?  Que la Lucecita del Pardo nos ilumine de nuevo…-  El gordito sudaba como un jamón al sol de agosto e, inútilmente, trataba de limpiarse las gafas con la manga de la camisa.

El vaso refulgió sobre la ouija: H-A-Y-Q-U-E-T-E-R-M-I-N-A-R-C-O-N-E-L-T-R-A-I-D-O-R-D-E-G-A-R-Z-O-N.

-¿Qué ha dicho? Va tan gápido que no lo he visto-  Preguntó el cojo bajito.

-Lo que ya sabíamos, que hay que fulminar a Garzón antes que le dé por mirar debajo de las alfombras, que se empieza por las cunetas y se termina en Suiza.-  Replicó el maestro de ceremonias, ensuciándose la mano de Farmatint negro con el largo flequillo ondulado. Y volvió a preguntar en voz alta:

-Excelencia ¿debemos hacer alguna cosa mas?...-  No obtuvo respuesta.

-¿Excelencia? ¿Sigue con nosotros?...-  El vaso permaneció inmóvil y definitivamente tomó la palabra:

-Ya habéis visto, su Excelencia desea que laminemos al traidor de Garzón.  Hay que buscar debajo de las piedras, darle la vuelta a sus calcetines a ver si aparece algo, lo que sea.  Si no tiene nada nos lo inventamos, ya lo hemos hecho antes.  Pedro José, Fede y César nos darán cobertura.  Hasta entonces… ¡Arriba España!-

-¡Arriba!-  Respondieron como un solo hombre y empezaron a desfilar hacia la salida.

-Josemari ¿Tú crees que no se han dado cuenta?  Cualquier día de estos nos van a pillar.  Eso sí, lo de la mesa ha estado de puta madre.  Me has acojonado hasta a mi.-  De entre las sombras salió ella y guardó la ouija en el armario.

-¿Éstos?  No te preocupes Espe, el próximo día doy cuatro patadas al suelo, digo que es Babieca y se lo tragan, mientras les caiga la pasta a fin de mes…




1 comentario:

Baltasar dijo...

Al otros les juzgan en el juzgado, a Garzón le juzgan en la caverna y ya le han condenado