lunes, 7 de enero de 2013

VUELTA A LA “NORMALIDAD”


Parece que hemos sobrevivido a otra Navidad más.  Como suele suceder, este subidón anual de buenos deseos, consumismo desatado, esperanzas loteras, invocación a la salud, sobredosis familiar, digestiones tremebundas, trasiego de garrafón, resacas sísmicas, intercambio de regalos inútiles, propósitos encomiables y secuelas adiposas, deja en cuerpo y alma una sensación de hartura que nos hace valorar debidamente la placidez de nuestra aburrida existencia y sus efectos balsámicos en el ánimo de cada cual.

Es de agradecer que la transición se produzca en un lunes, inopinadamente festivo, que acorta la semana y hace más llevadera la reincorporación a la rutina habitual.  Así, la televisión vuelve a su programación-adormidera y puedes decidir sin sobresaltos qué ver o no ver en función de tus apetencias; la publicidad inaugura la temporada de rebajas, recuperando también los impagables spots de detergentes milagrosos, vehículos a motor o productos alimenticios de todo pelaje, abandonando esa exhibición impúdica de cuerpos perfectos que nos inducen a prescindir de los espejos domésticos, fragancias exóticas de efectos sicotrópicos o modos de vida elitistas y ofensivos para el común de los ciudadanos.

Pero ¡Ay dolor!  Nos cuentan que, tras las ¿merecidas? vacaciones navideñas, el Bobierno vuelve a su quehacer diario, esto es:  Genuflexión a los poderes establecidos y desprecio absoluto a las personas y sus problemas.

De este modo, retomamos las protestas furibundas por la puesta en almoneda de NUESTROS servicios públicos:  Sanidad, educación, sistema de pensiones, servicios sociales o justicia y contemplaremos, cambiando un estupor menguante por una indignación creciente, cómo nuestros limitados recursos como Estado van pasando sin pudor, de las manos de TODOS, a los bolsillos de siempre.

Nos espera el tic, tac agobiante de la maldita deuda que no hemos contraído y, amparados en ella, la continuación de la salvaje tala de derechos, la injusticia fiscal, el regreso a los juzgados del redivivo Torquemada y sus secuaces, las exigencias de una CEOE en pos de una semiesclavitud económica de la clase trabajadora y de una Conferencia Episcopal a punto de reinstalarse en el Nacional-Catolicismo.  Camino a la Regresión por la vía de la Estafa.

En un asunto tiene razón Cristóbal Montoro, sosias de Nosferatu:  Algo se está moviendo en las entrañas de este país y, de eso estoy convencido, el resultado no les va a gustar.

Feliz aterrizaje en la “normalidad”.

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