El viejo león, artrítico y desdentado, sólo conservaba el
ego de sus tiempos de esplendor.
La melena que lucía orgulloso al viento de la sabana, ahora perdía
jirones al mínimo soplo de brisa y la poderosa mandíbula que devoró tantas
gacelas, se conformaba con rumiar una corteza de pan duro hasta que, extraído
todo el jugo, la dejaba caer con descuido por la comisura.
Unos monos retozones hacen cabriolas a su alrededor y
alguno, joven y osado, se divierte tirándole de los lacios bigotes. El rey está cansado y sus músculos,
acerados, potentes y eléctricos, se quejan al aproximar las nalgas al suelo
para tratar de mojar unos matojos; a veces con éxito, a veces no.
El resto de la manada trata de protegerle de las acometidas
de otros depredadores que, sapientísimo Darwin, acabarán con su vida al menor
descuido. Fue el macho alfa y
ahora es el individuo omega, un baldón para su familia y la vergüenza del reino
animal que espera su desaparición como la forma de acabar con el último
vestigio de tiempos oprobiosos.
El resto de animales, ya perdido el miedo, rodean al
carcamal y, como el que no quiere la cosa, enseñan los colmillos desafiantes al
menor movimiento del primogénito de la prole quien, aunque intenta adoptar una
pose gallarda y poderosa, sabe en su fuero interno que tendrá que luchar por el
trono y tiene todas las de perder.
Son muchos, expectantes, motivados y hambrientos los que le
vigilan. Pactará una salida airosa
pero no podrá reinar. Se juega la
vida.
La selva se prepara para un relevo revolucionario que será
inmediato e irreversible. La
naturaleza es sabia.
¡¡VIVA LA REPÚBLICA!!
¡¡VIVA LA REPÚBLICA!!
1 comentario:
El pasado jueves, en la tutoría de @unedpontevedra, la profesora nos habló de las metáforas; mira tu por donde, cuarenta y ocho horas después, puedo decir qué preciosa metáfora, a la par que deseable realidad. (Yo me entiendo)¡Feliz fin de semana!
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