China es el país de la exageración: Su Gran Muralla llegó a
medir más de 20.000 Km (media vuelta al mundo), fue una sociedad organizada
mientras los demás aún iniciaban un desarrollo tribal, los grandes inventos que
han transformado el mundo se les atribuyen a ellos, tiene más población que
nadie en el planeta y, a día de hoy, es el mayor consumidor con diferencia,
entre otras cosas, en artículos de lujo.
Por eso, cuando se empezó a hablar de “burbuja inmobiliaria y
financiera” en China, la primera tentación fue compararla con la que
recientemente nos explotó en las narices. Conclusión: si lo nuestro fue una
burbuja, lo de los chinos es la “Estrella de la Muerte”.
El caso es que, como reza el dicho popular, todo lo referido
a China “nos suena a chino” y, si de analizar los primeros síntomas graves de
su batacazo económico se trata, la primera reacción suele ser “Bah, eso está
muy lejos”. Error importante, en una
economía globalizada como la que padecemos, las distancias geográficas no existen. El caso es que el gigante asiático;
formalmente, segunda economía mundial aunque hay expertos que la aúpan a la
primera posición; es el mayor acreedor a escala planetaria: Posee buena parte
de la deuda emitida por EE.UU. y Europa, es el motor económico (y casi
propietario) de lo que se mueve en África y tiene un potente músculo inversor
en Sudamérica. Es decir, si China se
detiene no descartemos que también lo haga la rotación de la Tierra.
Todos los gobiernos occidentales (el nuestro con grandes dosis
de fanfarronería), llevan tiempo esforzándose en convencernos de la vuelta a la
normalidad, tras las “crisis de las subprimes” que nos zarandeó con fuerza en
2008. Esa crisis, que aún nos tiene
doloridos, será una tirada de dados del Monopoly al lado de lo que se puede
avecinar si nuestros simpáticos amigos asiáticos, por un lado dejan de consumir
las ingentes cifras de materias primas, alimentos, productos elaborados que
compran e invertir en el exterior y, por otro, deciden hacer dinero todos sus
títulos, bonos, pagarés y acciones. No
va a haber puentes para cobijarnos a todos.
Cuando éramos niños nos decían que, si todos los chinos se
pusieran de acuerdo para saltar a la vez, el mundo temblaría con
estrépito. Bueno, pues ya han saltado y
están ahora mismo en el aire, agarraos donde podáis que están a punto de
aterrizar...
3 comentarios:
Como siempre, Fermín, acertadísimo!. Que los dioses nos pillen confesados.
pues sí, como salten todos a la vez...!!
Y los occidentales somos muy poco sufridos en tanto los chinos se pondran a trabajar las 24 horas al día
Publicar un comentario