“Mal día para dejar de fumar”, pensaron los ultramontanos de
la Iglesia Católica y sus franquiciados (de franquicia y de franquista); en un
mismo día se han alineado los planetas y han salido a la luz los datos secretos
de la discreta web de citas Ashley Madison, en Estados Unidos se aprueba la
comercialización del “Viagra femenino” y, como guinda del pastel, el Papa
Francisco publica una encíclica contra el maltrato a los animales que condena
sin ningún disimulo las corridas de toros.
“Mal día para dejar los ansiolíticos”, gritaron al unísono
los usuarios de la web que facilitaba contactos entre personas que pretendían
tener una “aventurilla” fuera de su pareja o su voto de castidad. 39 millones dicen que son, y no parece mala
cartera de clientes para un negocio alojado en el ciberespacio que, imagino,
habrá reportado pingües beneficios con un asunto tan del mundo real como el del
morboso desahogo del bajo vientre.
Pensando un poquito en ello y superando, a duras penas, la tentación del
chiste fácil, 39 millones son mucha gente para creer que nuestra secular
estructura social es la adecuada y, quizá, debamos replantearnos cómo abordar
las relaciones de pareja desde una óptica más libre. Dicho y hecho: todos los focos se han dirigido a la monstruosa
demanda judicial que le va a caer a la web de marras.
“Mal día para dejar de esnifar pegamento”, mascullaban entre
dientes los que niegan a la mujer la expresión de su sexualidad, los que la
condenan a la sumisión complaciente al marido y sus caprichos o los que
consideran el placer femenino una manifestación diabólica y, mezcla de
superstición y de anulación consciente, perpetran aberraciones como la ablación
del clítoris o el castigo cruel a la más mínima muestra de deseo sexual autónomo. La popularización de la píldora supuso, en
los remotos años 60, un paso muy importante en la liberación de la mujer que le
permitió una integración creciente en el mercado laboral sin las interrupciones
causadas cada vez que “Dios lo quisiera” y, ahora, se avanzará un paso más para
que, quien lo necesite o considere oportuno, no vea frustrada una parte
importante de su vida por simples cuestiones fisiológicas.
“Mal día para dejar la farlopa”, se repetían como un mantra
los miembros de esa subespecie que solo encuentran diversión haciendo o viendo
hacer sufrir a los animales. Adquiere
especial importancia el hecho de que un colectivo tan católico (por razones de
fe o de postureo, no me importa) como el del “mundo del toro”, se haya visto
zarandeado por el Consejero Delegado de Dios en la Tierra y están buscando
acomodo moral a su lucrativo modo de subsistencia sin exponerse a contravenir
las directrices vaticanas. Lo
encontrarán, ya se sabe que “más cornadas da el hambre”. A los degenerados que disfrutan torturando
hasta la muerte cualquier ser vivo, sin embargo, se la suda lo que diga el
Código Penal, el Papa en persona o el Código de Hammurabi, sus instintos
primarios solo se sacian con sangre y solo cabe ponerlos a buen recaudo (en un
Zoo a ser posible) a la espera de su próxima extinción.
2 comentarios:
"esa subespecie que solo encuentran diversión haciendo o viendo hacer sufrir a los animales"... mejor definido imposible
Mal día sin duda..... para todos y cada uno de ellos
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