domingo, 20 de enero de 2013

DE LOS ÁRBOLES AL BOSQUE



Momentaneamente, los vigorosos árboles de la corrupción, nos han impedido ver el bosque de podredumbre que nos rodea.  Pero éste es profundo, sombrío, de sendas enmarañadas y grande, muy grande; ocupando nuestro país desde los cuatro puntos cardinales.  Podría afirmarse que, una ardilla, podría atravesar España saltando de agravio en agravio, de injusticia en injusticia, de embustero en embustero o de aprovechado en aprovechado sin tocar el suelo una sola vez.

Así, deslumbrados por el resplandor del fuego fatuo que emana de ese pudridero en que se ha convertido el partido en el gobierno, hemos distraído nuestra mirada, siquiera por unas horas, del drama del desempleo, con seis millones de personas en una situación dolorosa, presa de sensaciones crueles que les lleva de la indignación a la depresión, de la mínima a esperanza a la desesperación o de sentir la solidaridad de muchos a sufrir la criminalización de unos cuantos.

Observamos, con la boca llena de bilis, como hay pretendidos gobernantes que se ocupan en detraer dinero público, destinado a sostener, por ejemplo, los servicios médicos de urgencia en zonas rurales, para utilizar una cifra superior en abonar sueldos groseros a amigos y familiares, todos conmilitones en las mismas siglas, que no desarrollan actividad productiva alguna salvo, claro está, para sus propios intereses.

Salimos a las calles para defender unos servicios públicos de calidad, escandalizados por el saqueo que, en connivencia con empresarios de su misma cuerda, están llevando a cabo allá donde han visto la oportunidad de levantar un par de euros (o de millones).

Gritamos hasta la afonía para manifestar nuestro rechazo frontal a que, todo un país, se vea rebozado por el fango para hacerse cargo de una deuda billonaria,  provocada por la ambición sin escrúpulos de unos banqueros, de Patio de Monipodio, que jamás tuvieron la intención de distribuir sus beneficios, hinchados artificialmente o fraudulentos, y ahora exigen socializar sus pérdidas bajo el chantaje de la paralización de la economía.

Una vez semidesvalijada la caja de caudales, las grandes empresas y corporaciones se creen legitimadas para reclamar su parte del botín y, al contrario que en los países de nuestro entorno, aplican subidas de precios a suministros básicos con la excusa de que no ganan suficiente dinero, que pueden ganar más.  Esta conducta, probablemente, no les será ajena al centenar largo de ex altos cargos públicos, que engrosan sin pudor alguno sus consejos de administración, a cambio de una jugosa mordida en agradecimiento, supongo, a los servicios prestados.

Es posible que, el deprimido sector de la construcción, sea el primero en percibir los signos de la regeneración política, judicial, social, en resumen, democrática que estamos emprendiendo:  A la vista del panorama actual, hay que construir muchas cárceles…

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Espectacular artículo. En un puñado de párrafos han dibujado la realidad de este pais, inventada y dictada por varios centenares de corruptos políticos que, a pesar de todo, aún siguen calentando sillas de despachos prestigiosos, mientras 6 millones de parados ven pasar la vida envueltos en desesperación. Soy un indignado más.
Gracias amigo

Anónimo dijo...

Yo solo puedo estar totalmente de acuerdo

Juan Mercader dijo...

No hay cárceles para tanto chorizo, no hay ámbito que no esté afectado por esta corrupción generalizada que nos invade, la regeneración debe venir desde abajo, desde la calle, tenemos que darles una lección a estos golfos, aunque creo que día a día yendo a trabajar (el que pueda) y pagando nuestros impuestos se la damos. Saludos.

Chus dijo...

Tú ironía final otorgándole al sector de la construcción el valor de ser motor de cambio me ha encantado.

kchoman dijo...

Muy buen artículo. Lo triste, es que los votos han puesto a los corruptos a dirigir el destino del España. Parecería que la gente protege y defiende a "sus" corruptos, a los de su partido, aunque sean delincuentes de primer orden. Cuando un partido político se convierte en "religión" las mentes dejan de pensar y quedan a merced de la voluntad de los inmorales, siendo éstos los que deciden los focos de atención.

Christian dijo...

Muy buen artículo Fermín, un saludo, ciao.