En mantra más repetido hoy será “lo importante es tener
salud” y más nos vale. La catarata
de privatizaciones y copagos, repagos y requetepagos de todo tipo, unidos a la
propia inconveniencia de la enfermedad, convierten un simple dolor de tripas en
una amenaza cierta para nuestra vida y hacienda. Edgar Neville fue un adelantado a su tiempo cuando proclamó
clarividente que “la salud es un estado transitorio que no conduce a nada bueno”.
Y tanto.
Quienes pueden sentirse satisfechas y afortunadas son las
personas cuyos emolumentos dependen del Salario Mínimo Interprofesional
(S.M.I.). Ayer, como cada viernes,
se reunió el Consejo de Ministros y, en deferencia a las fechas que transitamos,
disfrazados de Niños de San Ildefonso, acordaron aumentar el SMI en la nada
despreciable cifra de 4 (cuatro) euros al mes (¡con dos cojones!). Esta cantidad supone un porcentaje
cercano al 0,6 % de subida, acercándose al mítico 0,7, siempre prometido y
nunca alcanzado, destinado a la Cooperación al Desarrollo. Ya no nos queda ninguna duda que
nuestro amado Bobierno vela por sus administrados.
El fenómeno de la Lotería de Navidad, más aún si cabe este
año, último libre de impuestos directos, es digno de un estudio profundo y
pormenorizado: Sumidos en una
crisis profunda (tan profunda que cualquier día sale por Nueva Zelanda), los
ciudadanos apostamos un dinero, tan necesario para sobrevivir, en la esperanza
de poder aliviar nuestras penurias y darnos algún capricho como el de comer o
aligerar el peso de la hipoteca.
En cualquier caso, reconforta ver los informativos y disfrutar de la
alegría ajena contemplando el alborozo desatado de los afortunados.
Los bancos, a lo suyo.
Cientos de comandos del buitreo esperan en sus bases la identificación
de los despachos vendedores de los números de la suerte y, cargados de champán
de oferta, vasos de plástico y catálogos de El Dorado, regalar sonrisas y
bolígrafos para firmar contratos de Preferentes.
No queda más remedio que recordar ese viejo chiste
vasco: “-Kaixo, Patxi ¿Te ha
tocado algo en la Lotería? -¡Bah! Cien mil euros. Lo que jugaba…”
Mucha suerte y, sobre todo, mucha salud. Nos va a hacer falta para lo que nos
queda por pelear…
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