martes, 30 de agosto de 2016

Noticias breves (no exentas de maldad)


Conectamos en directo con el Congreso de los Diputados, donde se espera que, de un momento a otro, despierte la perezosa Marmota Philljoy, valga la redundancia, y sepamos lo largo que va a ser el invierno.  Se manejan dos opciones: De aquí a diciembre o cuatro años más de frío y tinieblas.  La primera es la deseada por la mayoría de la gente y, la segunda, muy celebrada por los vendedores de prendas de abrigo, estaciones invernales y aficionados al esquí y sus variantes, en general, y a la espera de juicio, en particular.

Numerosos colectivos animalistas convocan una concentración, que pretende ser multitudinaria, contra la celebración del Pedro Sánchez de la Vega. Como ya se sabe, se trata de una sangrienta tradición ancestral en España, donde una turba compuesta por mercenarios de medios de comunicación, cuñados y gente interesada, ignorante o ambas cosas; sueltan un político que esté dando muestras de cierta coherencia, lo rodean, acosan y, finalmente, dan muerte mediante heridas indiscriminadas producidas por unas lanzas maledicentes fabricadas para la ocasión.

Se termina agosto, el mes vacacional por excelencia, y hay una noticia que ha desaparecido misteriosamente de los informativos en cualquiera de sus soportes; un hecho que mi natural curiosidad me lleva a preguntar  ¿Qué fue de los refugiados?  Probablemente no me he enterado, debo atribuirlo a mi despiste congénito, y se haya resuelto el problema que causó ese éxodo masivo: Las distintas guerras en Siria, Irak, Libia, … ; los episodios de enajenación, con resultado de asesinatos por miles, de ese colectivo autodenominado Estado Islámico o, la causa de todos los problemas, los intereses geoestratégicos y económicos que hay detrás de los conflictos religiosos, como lleva ocurriendo mil doscientos años.  Pues eso, que me alegra infinitamente que se haya arreglado todo y esa gente inocente haya podido regresar a sus casas porque, si no hubiera sido así, y hubieran silenciado su drama, sencillamente porque no “vende”, sería para pararse a pensar si merecemos la pena como personas y como sociedad.

Finalizados los Juegos Olímpicos, hemos constatado que existen muchísimas disciplinas deportivas muy interesantes que, si no hemos oído hablar, mucho menos practicar. Sí, es verdad que nuestros representantes han dado la talla como país y, salvando algunas honrosas excepciones, los resultados coinciden en mediocridad con nuestra aportación al mundo del saber, a la investigación y la ciencia.  Volvemos a la normalidad y, olvidándonos otros cuatro años del deporte, regresamos a nuestra devoción al fútbol.  ¡Buen provecho!



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