sábado, 25 de febrero de 2012

EL PASEILLLO DUCAL



Si vuelvo a ver u oír un chiste, una frase ingeniosa o un juego de palabras que incluya el término Nóos, me opero para elfo y me largo a Laponia a echar una mano a Papá Noel a envolver regalos que, al parecer, es lo que más tiempo le cuesta.

Todos los informativos han abierto con el “Paseíllo Urdangarín” que, pasados unos años, servirá para denominar un modo concreto de acudir a un juicio y, ante la imposibilidad manifiesta de estar presente, no ya en la sala sino en la isla, me arriesgo a extraer algunas conclusiones a distancia:

1.- España no está llena de friquis, son cuatro.  He contemplado con detenimiento la flora y la fauna anidada en las inmediaciones del juzgado y, gracias a un avanzado software de reconocimiento facial, constato con asombro que los personajes estrafalarios que aparecen en los alrededores de estadios de fútbol, premiados de lotería, celebraciones populares, bodas famosas, programas de testimonios y chiringuitos playeros son siempre los mismos y, aunque carezco de pruebas que lo certifiquen, sonn profesionales del friquismo.  Hoy también.

2.- Los abogados, unos pelagatos.  Soy profano en leyes pero, a primera vista, los abogados de Jaume Matas e Iñaki Urdangarín respectivamente, transmiten la imagen de ser candidatos a picar en el timo de la estampita varias veces consecutivas.  Podrán ser una autoridad en su profesión pero yo no les confiaría la gestión de una comunidad de propietarios sin poner serias reticencias.  Ya sé, los estoy prejuzgando, es decir, estoy formulando un prejuicio y, sin duda, es lo apropiado porque hablo de lo sucedido antes del juicio.

3.- A los fotógrafos se les va la pinza.  Las imágenes de 342 cámaras tras 4 metros lineales de valla son una muestra de la agonía terrible que vive la profesión.  ¿Hubiera sido mucho más sencillo y eficaz cubrir la llegada del personaje, con comodidad de maniobra, desde 6 u 8 ángulos distintos: desde la toma cenital al contrapicado y repartir las 1000 instantáneas tomadas entre todos?  Tendrían asegurada la cantidad y la calidad del trabajo.  Lo dejo ahí…

4.- A distintos desayunos, diferentes actitudes.  Desconozco las costumbres alimentarias de la familia real y su entorno pero, tengo el pleno convencimiento, desayunar un palo de fregona no es buena idea por muy duque que se sea; bien es verdad que se permanece erguido y digno pero, una vez en el banquillo, el palo en cuestión tenderá a salir por algún lado y ambos me parecen sumamente inapropiados.  El juez, sin embargo, apareció con una actitud más normal, como de quien se acaba de trajinar una mediana de café con leche y tostadas o cruasán que le confieren una tranquilidad y un desparpajo apropiados para el día que le espera.  Los abogados, dios me confunda, tenían toda la apariencia de haber buscado inspiración generosamente en cigarrillos de la risa y no podían disimularlo.

5.- Que se jodan los de La Gaceta que pagaron una cantidad inconfesable por el mejor balcón y luego, Urdangarín, se ha parado ante la prensa a hacer su declaración institucional para todos por igual y en primer plano.  Menos mal que este medio en concreto está sobrado de dinero y no concederá importancia a haber contribuido, decisivamente, a la economía doméstica de la familia propietaria que, jamás, hubiera pensado en sacarle tal rendimiento a unas vistas tan lamentables de un callejón estrecho.

No os preocupéis, si sucediera algo digno de ser contado, yo sigo apostado en el sofá ante la televisión y procederé a contarlo puntualmente.

1 comentario:

María Riba de Lago dijo...

Querido amigo... en mi opinión, no es tan importante como entra en los juzgados, eso es carnaza y morbo tipico, para distraer. Lo verdaderamente importante, es como sale de los juzgados... Y si sale limpio como la patena, es para pensar que la Srta Justicia ya no vive entre nosotros. Un saludo!